En el Nuevo Testamento, Yah aparece cuatro veces en la expresión Aleluya. (Apocalipsis 19:1, 3, 4, 6.). La mayoría de las versiones y traducciones se limitan a transcribir la expresión, pero no la traducen, como se afirma en "La Palabra 'Aleluya'". (Véase.).
Yáh no es una forma primitiva del nombre divino que se usara antes del Tetragrámaton, hwhy (YHWH). El nombre divino Yahwêh aparece en su forma completa ciento sesenta y cinco veces en el libro de Génesis, de acuerdo al Texto Masorético. Sin embargo, la forma abreviada no se encuentra hasta después de la salida de los hijos de Israel de la esclavitud en Egipto. (Éxodo 15:2.).
Normalmente, el monosílabo Yáh forma parte de las expresiones más conmovedoras de alabanza, cántico, oración y ruego. Este término se halla a menudo en los pasajes que relatan el regocijo que produce una victoria o una liberación, o cuando hay un reconocimiento de la mano poderosa y la fuerza de Dios. En este sentido, el registro bíblico proporciona abundantes ejemplos. Así, la frase: "¡Alaben a Yah!" (Aleluya) aparece en el libro de los Salmos como una doxología, es decir, como una expresión de alabanza a Dios. La primera de estas alabanzas se encuentra en el Salmo 104:35. En algunos salmos puede que solo esté al principio (Salmos 111; 112); esporádicamente, en medio de la composición (135:3); a veces, solo al final (Salmos 104; 105; 115–117); pero a menudo, tanto al principio como al final del salmo (Salmos 106; 113; 135; 146–150.). En el libro de Apocalipsis los seres celestiales alaban a Yahwêh con esta expresión en repetidas ocasiones. (Apocalipsis 19:1-6.).
El resto de los pasajes en los que aparece Yáh también denotan exaltación, tanto en las canciones como en las peticiones a Yahwéh. Por ejemplo, en la canción de liberación de Moisés (Éxodo 15:2), y en el registro de Isaías, en donde se consigue doble énfasis al combinar los dos nombres: Yah Yahwéh. (Isaías 12:2; 26:4.). Después de haber sido sanado milagrosamente cuando estaba a punto de morir, el rey Ezequías expresó con júbilo poético la intensidad de sus sentimientos repitiendo la expresión Yah. (Isaías 38:9, 11.). En las Escrituras se hace un contraste entre los muertos, que no alaban a Yah, y aquellos que están resueltos a vivir para Su alabanza. (Salmos 115:17, 18; 118:17-19.). Otros salmos también expresan aprecio a Yah por su liberación, protección y corrección. (Salmos 94:12; 118:5, 14.).
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