Esmirna deriva su nombre del griego Σμύρνη, Smýrni, Smyrna, de donde se deriva también el nombre turco actual
de la ciudad, İzmir, que es una contracción de su antiguo nombre. En la
actualidad es la tercera ciudad de Turquía en población, después de Estambul y
Ankara. Está ubicada en la costa oriental del Mar Egeo, inmediata al golfo de
su nombre, entre las penínsulas de Foça y Clazómenes. Tradicionalmente, se ha
explicado el nombre como significando “mirra” y hasta ha habido quienes han
escrito hermosos artículos sobre la iglesia de Esmirna basados en ese
significado atribuido. Los eruditos, sin embargo, dudan que ese sea su
significado original y la tendencia actual es asociar el nombre de la ciudad
con el de la diosa anatólica Samorna.
Hay quienes dicen que
se trata de una ciudad de antigua data y que habría sido fundada por los
léleges hacia el 3000 a. de J.C. en el sitio de Tepekule, cerca de la actual
Bayrakli. Entre 2000 y 1200 a. de J.C., fue sometida al Imperio hitita. Habría
sido atacada también por los ahhiyawa, Tras la caída de Hattuššaš y el derrumbe del
Imperio hitita, fue ocupada por lo eolios, emigrados desde la Grecia
continental a Anatolia hacia el 1000 a. de J.C. tras la caída de las
ciudades-estados micénicas a consecuencias de la invasión dórica. Más tarde fue
ocupada por los jonios, con quienes alcanzó su apogeo.Fue conquistada en 688 a. de J.C. por Colofón, convirtiéndola en una ciudad-estado que formó parte de la Liga Jónica. Estuvo en constantes enfrentamientos con las cercanas ciudades de Pérgamo y Éfeso. En 600 a. de J.C., Aliates, rey de Lidia, la conquistó, y en 546 a. de J.C. pasó a formar parte del Imperio persa. Más tarde fue arrasada y durante los siglos venideros perdió toda importancia, hasta que Alejandro el Grande de Macedonia hizo construir, muy cerca de su emplazamiento original una nueva ciudad, la que en 302 a. de J.C. pasó a poder de Lisímaco, anterior general de Alejandro, luego de vencer a Antíoco I Monoftalmos. Pero posteriormente pasó a poder de los seléucidas y después a Pérgamo. Los seléucidas intentaron volver a someter Jonia. Esmirna fue atacada por los Atálidas de Pérgamo. En 189-188 a. de J.C., los seléucidas fueron finalmente expulsados de Jonia y de Anatolia y Esmirna recibió territorios por haber combatido del lado de Roma, beneficiándose de una independencia protegida por los romanos. La ciudad recibió a varios políticos romanos exiliados.
Entre los años 89 y 85 a. de J.C., Esmirna, como las otras ciudades de Asia Menor, apoyó a Mitrídates VI Eupátor del Ponto en su guerra contra Roma. El general romano Sila emprendió la conquista de Asia Menor y tomó la ciudad de Esmirna, obligando a todos los ciudadanos de la misma, en castigo, a desfilar desnudos en pleno invierno. Tras la paz de Dardanos, firmada en el año 85 a. de J.C., que puso fin a la guerra entre Roma y Mitrídates, Esmirna, como la mayoría de las ciudades libres de Anatolia occidental y del Egeo, pasó a formar parte de la provincia romana de Asia.
Sufrió después las consecuencias de las guerras civiles que afectaron al Imperio romano.
Es probable que el cristianismo se haya introducido en la ciudad debido a la obra misional del apóstol Pablo o de alguno de sus colaboradores o conversos. El hecho es que dentro de la ciudad se formó una comunidad o iglesia que mereció ser mencionada por el apóstol Juan por nombre en su Apocalipsis. Los cristianos de Esmirna sufrieron persecuciones a la vez que debieron enfrentar el embate de doctrinas tales como el gnosticismo, el nicolaismo y el marcionismo.
Vista actual del ágora de Esmirna.
En la revelación dada a Juan, el glorificado Jesucristo dijo que la iglesia de Esmirna era materialmente pobre, pero espiritualmente rica. Había pasado por pruebas como la tribulación y la persecución y hasta tuvo que soportar la blasfemia de algunos que se hacían llamar judíos pero que en realidad eran una sinagoga de Satanás. Sin embargo, a pesar de todo eso, a los cristianos de Esmirna se les dio ánimo para que no temieran lo que todavía tendrían que sufrir sino que fuesen fieles hasta la mismísima muerte si era preciso a fin de que recibieran la corona de la vida. (Apocalipsis 2:8-11.).
Su historia temprana testifica de una iglesia fuerte en la fe. Policarpo, quien fuera epískopos de Esmirna, sufrió el martirio dentro de sus muros.
Después de dividirse el Imperio romano, Esmirna continuó formando parte del Imperio oriental durante unos cinco siglos, hasta que en 1084 fue ocupada por los turcos selyucíes, aunque dicha ocupación solo duraría trece años, siendo recuperada por los bizantinos. En 1322, los turcos otomanos la tomaron y luego pasó al dominio de Chipre, de Venecia e incluso de los Estados Pontificios (Roma) antes de ser nuevamente ocupada, y definitivamente, por los turcos otomanos, en 1424, hasta 1920, cuando fue ocupada por los griegos tras la desintegración del Imperio otomano. En 1922, tras la guerra grecoturca, volvió a manos de Turquía.
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